18.6.07

Créditos finales

A raíz de la lectura de este post del blog «Espoiler», que habla sobre un tema bastante relacionado: los cortes publicitarios en momentos inoportunos, he reflexionado sobre algo que me jode sobremanera: la manía que tienen las televisiones de cortar los títulos de crédito finales de las películas.

Una vez un alto directivo de TV3 justificó esta mutilación de la manera más peregrina: según él, los espectadores no vemos los créditos finales porque las letras de los títulos de crédito son demasiado pequeñas para ser leídas en televisión.

OK. Aceptamos barco como animal acuático. Duerme tranquilo, majete, que ya has pensado bastante por hoy.

Esto podría ser cierto hasta cierto punto. Por ejemplo, los créditos finales de "El señor de los anillos: El retorno del Rey" duran unos 15 minutos, y en ellos se incluye un listado completo de toooodos los miembros de la Tolkien Society (que son unos cuantos —doy fe—, y entre los que se incluyen Ian McKellen y Elijah Wood; los actores que interpretan a Gandalf y Frodo, respectivamente —sí, los he buscado: podéis llamarme friki).

Aunque de todas formas, la excusa del tamaño de las letras no explicaría porqué cojones se mutilan también los créditos finales de las series y del resto de programas creados expresamente para televisión. Verbigracia: en la serie Los Simpsons (A3TV), no sólo se mutilan los créditos finales, sino también los iniciales. En la mayoría de series españolas recientes, los créditos finales están incrustados en el propio capítulo. Es decir: la acción continúa mientras los créditos de desplazan horizontalmente por la parte inferior de la pantalla.

La triste realidad es que los espectadores no vemos los créditos finales por razones varias:

  • No estamos acostumbrados a hacerlo, y el hecho de que las televisiones los corten no va a ayudar a solucionar esta mala costumbre.
  • No existe esa cierta cultura del respeto hacia la película como una obra en conjunto (podéis obviar las pelis de Steven Seagal) de la que tanto mola hablar en programas como el de Garci.
  • Tenemos sueño. Cuando una película termina, normalmente son las tantas de la noche y el espectador está hasta los cojones de que en los últimos 20 minutos le hayan metido con calzador tres cortes publicitarios (el último de ellos, 1 minuto antes de que termine la película). Uno lo que quiere es irse a la camita, que al día siguiente hay que madrugar para ir al curro.

El caso es que los títulos de crédito al final de una película son necesarios por varios motivos...

En el cine, uno puede desperezarse un poco, y mirar alrededor para ver las caras de la gente que empieza a desfilar, mientras los más tranquilos, entre los que me cuento, podemos esperar a que termine el «embotellamiento» que se produce a la salida del cine. Además, el simular que estás leyendo los créditos te hace parecer más culto, y te permite, con un cierto aire de superioridad, poner los ojos en blanco, como diciendo hay que ver, ¡qué falta de respeto! ¡qué poca cultura cinéfila!.

Durante los créditos finales puedes aprovechar también para disimular esa lagrimilla que se te ha escapado con el final de Titanic, y que así no te puedan reprochar nada cuando, al salir de la sala, te pongas a rajar delante de las tías sobre lo pastelosa que era la película.

Incluso hay títulos de crédito que son bastante divertidos (ahora pienso en las "falsas" tomas falsas de algunas películas, como Shrek, Bichos o Monstruos S.A. o Algo pasa con Mary). También estoy pensando en escenas ocultas que traen algunas películas después de los títulos de crédito, como X-men 3 (donde se desvela un detalle importante de la trama) o El secreto de la pirámide (ver foto que acompaña a este fost).

En casa es otro mundo. He comprobado científicamente en mis propias carnes que el tiempo que aguanto mirando los créditos finales de una película es directamente proporcional a lo que me haya gustado (o impresionado) dicha película. Hablo, por supuesto, de pelis en DVD o bajadas de Internet, porque como ya sabemos, en las que dan por la tele, ni créditos finales, ni de . Por ejemplo, ¿que me pongo «El imperio contraataca»? Pues nada, en estado de trance hasta que aparece el último aviso de Copyright. ¿Que acabo de ver un bodrio como «Alatriste», en el que a duras penas aguanto hasta el final? Pues nada, hombre, en cuanto aparece el nombre del director, apagamos el DVD y hago zapping a ver qué echan en la tele.

Esta es una de las (des)ventajas de vivir «de rodriguez»: que uno es amo y señor del mando a distancia. En caso de vivir en pareja, pues cuando empiezan los títulos de crédito hay varias alternativas (además de esa que estáis pensando).

Por ejemplo, después de una comedia romántica (esas que terminan con un primer plano de filetazo entre el chico y la chica) puedes intercambiar la típica sonrisa cómplice con la parienta. O simplemente quedarte mirándola un ratito, si se ha quedado dormida. O empezar a discutir de qué coño iba el argumento (si es una película incomprensible como Primer —por cierto, ni se os ocurra verla).

En fin, que por estos y otros muchos motivos, que se os habrán ocurrido a vosotros, deberíamos exigir que no nos roben los ratitos de los créditos finales.

Y ya sabéis: si la peli es mala, cuando aparezcan los créditos finales no dudéis en darle al botón del mando. Sin piedad. Sin remordimientos. ¡Zap!

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