25.10.06

Escons insubmisos

Esta tarde, haciendo «zapping» he visto en La 2 el espacio de propaganda electoral de Escons Insubmisos - Alternativa Demòcrates Descontents. El vídeo está disponible en YouTube.

Esta gente se propone representar a todos los que se encuentran descontentos (y yo añado decepcionados, cabreados, estafados, manipulados, robados y, en resumen, puteados) por los políticos que nos gobiernan.

Más allá de este mensaje, que también hacen suyo (aunque con desbordante hipocresía) el resto de fuerzas políticas, Escons Insubmisos propone llevarlo a la práctica de una forma que es, cuanto menos, original: garantizan que cada uno de los escaños que obtengan estará permanentemente vacío.

Admiten que ninguno de ellos es político, que no cobran por ello ni quieren cobrar (lo cual es lógico, por otra parte, puesto que aunque ganasen algún escaño, no tienen pensado aparecer por el Parlament). La jugada es magistral: cada escaño vacío representa no pagar el sueldo a alguien que, sea del color que sea, cuando llegue al poder va a acabar haciendo lo que le salga de las narices.

Los más pragmáticos diran que estos de Escons Insubmisos son unos utópicos y unos ingenuos, pero tal como está el patio, no me negaréis que es como para pensárselo...


13.10.06

Izquierda-derecha

El otro día me llegó uno de esos correos en cadena cuyo contenido no viene ahora a cuento pero que venía a decir, más o menos, aquello típico de «si eres tan de izquierdas, porqué no repartes tu sueldo con los demás».

Cuando alguien decide que un fichero powerpoint con dicha moraleja es lo suficientemente gracioso como para ser digno de reenvío, imagino que no hace falta decir mucho más acerca de la ideología de su remitente.

Bueno, el caso es que no me pude callar (los que me conocéis sabéis que soy «de pique fácil»), y aparte de responderle que ya reparto mi sueldo con los demás (hacienda se encarga de ello, aligerando mi nómina puntualmente cosa que, por otra parte, me parece de justicia), se me ocurrió la siguiente reflexión: ¿porqué ser de izquierdas «mola» y ser de derechas no?.

No es tan simple como eso. Profundizando un poco, es fácil darse cuenta de un par de detalles.
  • La gente de derechas suele pensar que los de izquierdas sólo son de izquierdas «de boquilla», es decir, que sus convicciones íntimas son tan débiles que, cuando llegara la hora de demostrarlas, con toda certeza se echarían para atrás. Por cierto, normalmente los de derechas creen también que la única forma que tienen los de izquierdas de demostrar su ideología es votar al PSOE (!!!), asistir a manifestaciones antiglobalización, repartir el dinero de los ricos (pero no el propio) y, si me apuráis, quemar iglesias y violar monjas.
  • Los de izquierdas, en cambio, piensan justo lo contrario: que los que son «de derechas» lo son hasta la médula, y que creen a pies juntillas en lo que promulgan.
¿No os parece curioso, por cierto, qué poca gente confiesa ser de derechas? Algo habrá, cuando incluso ellos lo consideran moralmente criticable.

NOTA: Este blog se está volviendo demasiado político. El próximo post prometo que será otro amor platónico ;-)

4.10.06

Elecciones autonómicas en Cataluña

Se avecinan elecciones autonómicas en Catalunya. O, dicho de otra forma, preparad palomitas y coged un sillón cómodo, que empieza el espectáculo.

Leo con estupor algunas propuestas de los candidatos.

Uno de ellos ofrece pagar el 50% del alquiler a los jóvenes (por cierto, la oferta la hizo, si no me equivoco, después de la mani del sábado pasado en la que entre cinco mil y quince mil personas bloquearon el centro de Barcelona durante más de dos horas reclamando una vivienda digna).

El pollo en cuestión es economista, así que no podrá decir que no sabe lo que es la inflación, o que ignora que esa medida lo único que va a conseguir es que los alquileres aumenten, oh sorpresa, hasta en un 50%. Pero «el «populacho no sabe de economía», le habrán tranquilizado sus asesores, «y a lo mejor cuela».

El otro gañán que, pardiez, también es economista, ofrece —agárrate a la brocha, que me llevo la escalera— pagarle las gafas a los que pertenezcan a familias que no puedan costeárselas. Como lo oyen, queridos lectores. Paren máquinas: prioridad absoluta.

A ver, por favor, que alguien le explique a ese buen hombre que se agradece la intención, pero que la asistencia social lleva no años, sino DÉCADAS encargándose de eso, entre otras muchas cosas.

Un servidor, que presume de tener principios democráticos, y que intenta contener el deseo de guardarlos un ratito en el cajón y sacar la mano a pasear, no ha dejado de cumplir con su deber de meter el sobrecito en la urna desde que cumplió los dieciocho, aunque en varias ocasiones el sobrecito estuviese vacío.

«Hay que votar», dicen. «Mucha gente luchó hasta la muerte por defender ese derecho», resoplan nuestros mayores con voz de pompa y circunstancia. «Si no votas, luego no tienes derecho a quejarte», rebuzna algún iluminado que igual hasta se cree semejante argumento.

Pues nada, que habrá que ir a votar, digo yo. Pero eso sí: arrastrando los pies, cabizbajo, y tapándose la nariz en el momento de echar el sobre. Que uno tiene su corazoncito, qué caramba.